Madera, vidrio o metal son algunos de los diferentes materiales en los que nos podemos encontrar este tipo de puertas. Son puertas excepcionales para evitar que los incendios y los fuegos se propaguen por edificios o viviendas, de ahí que su valor en el mercado se haya ido incrementando.
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Función y naturaleza de las puertas cortafuegos o RF (resistentes al fuego).
Impiden que los fuegos se extiendan con velocidad entre los distintos compartimentos de un edificio, al tiempo que favorecen que las personas puedan salir a través de ellas con diligencia y facilidad. Diferentes modelos con distintas estéticas entran dentro de estas puertas.
Muy populares son las pivotantes metálicas, puertas que soportan las temperaturas elevadas y los fuegos durante largo rato (su hoja está pensada para aguantar menos de 140 grados de media ni los 180 grados en cualquier otra zona de la hoja; el marco debe permanecer por debajo de los 360 grados y debe evitar que los gases pasen, ya que, si pasarán a otra estancia, las personas sufrirían graves problemas por intoxicación). La norma UNE-EN 1634-1 regula las diferentes categorías de seguridad y de resistencia de las puertas, por lo que es interesante consultarla.
Funcionamiento de las puertas cortafuegos.
Su compartimentación actúa para impedir que el fuego pueda pasar de un lugar a otro, de modo que se comporta como barrera de detención; es obvio que, ante los fuegos de una magnitud más extrema, estas puertas pueden ceder, pero aun así retardarán la acción de las llamas en propagarse y facilitarán la salida de las personas del edificio y la llegada de los bomberos. Para que las puertas no fallen, cuentan un mecanismo de auto cierre que impide que queden abiertas y dejen de cumplir su función. Son fáciles de abrir, ya que están pensadas para emergencias, por lo que la acción de las llaves en ellas no tiene sentido.
Rasgos distintivos de las puertas cortafuegos.
Concebidas para resguardar grandes espacios de la acción de los fuegos y de su rápida expansión, poseen distintas posiciones que pueden regularse para intensificar su utilidad. Es vital que el flujo de personas quede facilitado con estas puertas, ya sean automáticas, semiautomáticas o manuales. Eso sí, también es importante que la instalación de estas puertas sea certera y sin fisuras, con cierres de seguridad absoluta y con contrapesos que eviten que los gases puedan pasar de un departamento a otro. El sistema de electro imán consigue en algunos casos sellar las puertas a la perfección, de manera que den una respuesta idónea en situaciones de emergencia.
Dos clases principales de puertas cortafuegos.
La puerta de hoja. Confeccionada con un par de chapas de acero, rellenas ambas de lana de roca capaz de impedir que las temperaturas salten de una chapa a otra (así se aumenta la resistencia al fuego de modo considerable).
La puerta guía. Construida en material galvanizado, esta puerta es muy resistente a los fuegos y se debe instalar en función de las necesidades que presente el hueco que ha de cubrirse.
Mantenimiento de las puertas cortafuegos.
Son puertas sometidas a estrictos y severos controles y exámenes, ya que están expuestas a situaciones de emergencia donde la vida de muchas personas entra en juego. Pasar sin problema las pruebas de mantenimiento preventivo es vital (que el sistema de auto cierre funcione es esencial). En la evaluación de mantenimiento, las puertas deben mostrarse saludables y con todos sus componente en estado óptimo, ajenas a roturas, porrazos, golpes, disfunciones o deformaciones.
Estas puertas deben ser reparadas con las piezas originales, sin racanear en gastos que puedan lamentarse cuando haya ocurrido una catástrofe o una desgracia. Hablamos de exámenes de mantenimiento legales en todo momento, de manera que nada falle. Tampoco hay que olvidar que estas puertas tienen una vida útil que llega hasta los veinte años aproximadamente, aunque siempre será positivo cambiarlas antes de ese tiempo.